Un paso, otro paso, lentos, muy lentos, debido a su falta de equilibrio, y de repente un traspiés, y ¡pum!, al suelo.
- ¿Estás bien? - pregunta Jeremy asustado-
- Si, bueno...me duele un poco el tobillo
- Ven, vamos a sentarnos a este banco, hasta que se te pase
Y juntos, agarrados, como una pareja que vuelve de marcha, se sientan en un banco cercano al lugar de la caída.
- ¿Mejor?
- Si, gracias Jeremy, poco a poco se me va pasando
Y mientras eso ocurría, intercambiaron miles de palabras, hablaron de todo, de las clases, los profesores, los compañeros, incluso alguna anécdota del pasado.
- Qué extraño... este chico antes no me llamaba la atención, y ahora me parece super atractivo... supongo que será por el alcohol pero tengo unas ganas locas de besarle. - pensó Elena-.
Y como si esos pensamientos los hubiera anunciado en voz alta, Jeremy se acerca donde ella y la besa. Un beso dulce, lento, suave. Después otro beso, y otro. Siguieron besándose hasta que sus labios les pidieron un leve descanso.
Después vergüenza, timidez, rojeces que asoman en sus rostros, miradas que se esquivan, huyen.
- ¿Te ha gustado? - se atreve a preguntar Jeremy-.
- Si... Mucho
- ¿Lo repetirías otro día?, por ejemplo... ¿Mañana?
- Um, ¡vale!
Y juntos, iniciaron el camino a casa, agarrados de la mano y con una sonrisa en su boca, sonrisa que delataba el estado de felicidad en el que se encontraban en esos momentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario